Comenzamos abandonando la habitación (que sólo habíamos reservado por una noche), y dejando el equipaje en el hotel para que nos lo cuiden.
Isma, antes de dejar la habitación del hotel, muy contento con la atención recibida
Una vez hecho esto, nos dirigimos hacia Kamakura, uno de los lugares que Mati quería visitar (principalmente para poder ver el Gran Buda o Daibutsu).
Tomamos un par de trenes para llegar.
Como llegamos cerca del mediodía, y queríamos comer más o menos rápido para poder recorrer, aprovechamos que teníamos un McDonald’s para almozar ahí.
Apenas salimos, entramos a una tienda de Ghibli muy linda, también cerca de la estación.
Compramos un Duende del Polvo de peluche, para pegar en los vidrios.
Los túneles en las montañas recuerdan mucho al principio de El Viaje de Chihiro (千と千尋の神隠し)
Los pisos marcan las rutas para evacuación en caso de tsunami
Carteles que marcan, entre otras cosas, dónde está el Gran Buda
Entrada al templo
Según se cuenta, el Gran Buda superó, desde 1252, tres veces la destrucción del templo que lo contenía, sobreviviendo a fuertes tormentas, tsunamis y terremotos. Al principio estaba cubierto de láminas de oro, que se fueron desgastando por quedar en la intemperie.
Gran Buda en el templo Kōtoku-in
Las sandalias del Buda
Interior del Buda
Cuando salimos del templo, nos dirigimos hacia las playas, pasando en el camino por algunas tiendas.
Playas de Kamakura
Después de la playa, decidimos volver, porque todavía había que buscar el equipaje en el hotel para ir al nuevo departamento, que por suerte no quedaba muy lejos de ahí.
Figuras budistas en las calles de Kamakura
Intento de foto cool con el espejo de la calle, que salió mal
De vuelta en la estación de Kamakura, compramos unos mini taiyaki rellenos de sabores variados para merendar (anko, chocolate, crema pastelera, curry, etc).
De vuelta en Tokio
Pasamos por el hotel, y nos fuimos al nuevo alojamiento. Nos costó mucho encontrar el lugar, y también entrar, porque había que poner un código de seguridad con un paso previo de poner la mano cerca sin tocar que no lográbamos entender bien. Finalmente, cuando logramos entrar al edificio, el departamento estaba a dos pisos por escalera súper angosta y empinada (recordar todo el equipaje que llevábamos).
Una vez que logramos relajarnos, fuimos a caminar por el barrio y a cenar.
Para terminar, un video bastante corto, donde se ve un poco del viaje a Kamakura y el nuevo alojamiento.
Magali
que genial ese dpto! chiquito pero con toda la tecnología y las comodidades! hermosos lugares!